miércoles, 17 de noviembre de 2010

Fascinación.


Sus palabras se posan en mi piel, ella las absorbe, circulan por la sangre hasta llegar al corazón. 

Ahí, se quedan retenidas y aceleran el pulso a medida que llega la información a mi cerebro.

Los dos juntos, cerebro y corazón, van enviando señales a diferentes partes del cuerpo.

Se me abre la boca, no puedo creer lo que oigo y cómo narices es capaz de trasmitirme todo lo que siente al recitar.

Los pelos se me ponen de punta al sentir como mi corazón se contrae con cada palabra como si fuesen punzadas.

Me entra un escalofrío que recorre mi espalda hasta llegar a la nuca.
Sólo le veo a él y solamente le oigo a él. Estoy no concentrada, sino lo siguiente...

Miles de emociones más llegan al oirle recitar.
Finalmente, se me empañan los ojos y deseo que no se dé cuenta. ¿Lo habré conseguido?



Nami! 23. Oct. 2010

1 comentario:

  1. Lo conseguiste!
    Me dí cuenta de que no querías que me diese cuenta... los dos disimulamos...

    No(s) salieron las cuentas!!!!!(y éso... que los dos somos de letras!)
    Besusazo.

    ResponderEliminar