martes, 2 de noviembre de 2010

Y esa cabrona vuelve a atacar otra vez.

Y llegará el día en el que tú pises estas tierras, duermas en mi casa y vaya a recogerte a la parada.

Sí, llegará el día en el que brindemos en el sótano, hagamos gilipolleces y riamos a carcajadas.

Llegará el día en el que te abrace gustosamente, te sonría agradecidamente y te pida que te quedes unos días más.

Llegará el día en el que te presente a mi gente, desfasemos un rato y vuelva a sonreír porque estás conmigo.

Llegará el día en el que te escriba en la agenda, cantemos como locas una y otra vez nuestras canciones y te recuerde que siempre me tendrás a tu lado.
Llegará el día en el que pasemos las noches hablando, aprovecharemos hasta el último segundo juntas y nos hartemos a comer como cerdas.

Llegará el día, otra vez, en el que volvamos a reclamar ese puto abrazo y pueda dártelo sin tener que echarlo de menos durante un gran periodo de tiempo que se convertiría en eterno...
¿Por qué no puedo dártelo ya?
¡Ah! Se me olvidaba, la puta distancia.

Nami!

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