domingo, 10 de junio de 2012

Y cuando creo que ya está todo perdido, que no va a ser, que me voy a tener que esperar hasta octubre... Llega mi padre y en cuestión de quince minutos lo resuelve todo y me hace la niña más feliz del mundo.
Ains, estos padres, ¿qué haríamos sin ellos?

Que alegría más lista.

Nami!

Borradores. 23 de enero de 2012

-Tienes toda la pinta de tener una relación amistosa a muchos kilómetros. Por tu rostro, sonrisa y forma de hablar parece que acarreas un sentimiento de nostalgia que, a la vez te hace feliz. No dejes que se vaya nunca. Aunque sea a días de distancia, no dejes que se marche, porque esas son las cosas que hace que tu sonrisa se mantenga, el saber que vayas a donde vayas, vas a tener un sitio y, cada vez sueñas que sientes su cuerpo. El sueño te relaja por el hecho de abrazarla pero, la nostalgia te aplasta y eso te hace desear más el día del reencuentro. Si esa sensación dura día tras día, y eres capaz de resistir hasta la hora de verla, es que de verdad, contar con su amistad merece la pena.Y, a quien se la ofreces sabrá aceptarla.

- Sí, la tengo. Y, el saber que está ahí, aunque sea lejos, me da una sonrisa diaria.También me da muchos sofocones, rabietas y berrinches por ver como pasan los días y no la tengo a mi lado pero, cuando al fin lo consigo y la veo, hace que todos mis problemas se esfumen. Berrinches, rabietas y sofocones son insignificantes para la sensación de paz e integridad que me dan sus brazos. La calma y cordura que proporciona su sonrisa y, la alegría que da su mirada.

- Retenla a ella y a otros tantos más, porque como tú dices, tanto sufrimiento acaba mereciendo la pena.

- No pretendo dejarla marchar.




Es una moñada, como tantas que le he escrito, dicho y sentido ya. Pero, no sé explicarlo de otra forma más que con un chorreón de azúcar glasé entre lineas. Además, es tanto tiempo el que ha pasado ya, que el sólo mirar atrás me duele.

Nami!




Euforia.

No lo puedo creer. No puedo creer que lo haya conseguido, que voy a sentirle, que voy a abrazarle... Que ya casi puedo rozarle.
Aun no lo he asimilado y por eso estoy medianamente tranquila pero sé que lloraré. Lloraré de alegría cuando la abrace... Tres años se dice tan pronto pero se sufre tan lento. Y, ahora, el escribir palabras de añoranza, de nostalgia, de tristeza, pesadumbre, vacío, llantos... Estarán de más, por lo menos, esa semana.

Nami!