- Sí, la tengo. Y, el saber que está ahí, aunque sea lejos, me da una sonrisa diaria.También me da muchos sofocones, rabietas y berrinches por ver como pasan los días y no la tengo a mi lado pero, cuando al fin lo consigo y la veo, hace que todos mis problemas se esfumen. Berrinches, rabietas y sofocones son insignificantes para la sensación de paz e integridad que me dan sus brazos. La calma y cordura que proporciona su sonrisa y, la alegría que da su mirada.
- Retenla a ella y a otros tantos más, porque como tú dices, tanto sufrimiento acaba mereciendo la pena.
- No pretendo dejarla marchar.
Es una moñada, como tantas que le he escrito, dicho y sentido ya. Pero, no sé explicarlo de otra forma más que con un chorreón de azúcar glasé entre lineas. Además, es tanto tiempo el que ha pasado ya, que el sólo mirar atrás me duele.
Nami!
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