martes, 5 de abril de 2011

Obras sociales.

Obras sociales:
Pasar una tarde con un colectivo como APROSUBA.
¿Eso es una obra social? Obra social, que la gente lo mira como un castigo, un coñazo (hablando mal y pronto). Eso es un lujo.
El poder comer con gente así, no diferentes, porque no lo son y mucho menos "tontitos". Sino personas con una discapacidad mental que hace que aumenten sus muchas otras virtudes o que tengan más. Y mirarles y decir, a ver si el discapacitado soy yo por creerme más listo o a ellos unos "pobrecitos".
Esas horas me han hecho pensar y recapacitar. Mirar a mi alrededor, a la sociedad de la que tanto me quejo y veo que, por desgracia, cada día tengo más razones para quejarme.
Pero hoy no voy a escupir palabras, no.
Hoy voy a decir todo lo que he aprendido y lo bien que me siento al haber quitado no un prejuicio porque no llegaba a tanto sino, esa distancia que te puede causar o respeto, al "enfrentarte" a un colectivo así.
Fue el sábado, en los scout (vaya, otro colectivo con el que hay muchos prejuicios.) y llevábamos planeando esto varias semanas, pensamos que sería mucho más dificil, aburrido e incluso largo. Algo nos echaba para atrás y a la vez nos empujaba a que pasase el tiempo más rápido para ver con quién ibamos a estar desde las 12 hasta las 4 de la tarde.
Y algo nos sacó una sonrisa enorme. Ellos.
Se presentaron y consiguieron sacar lo mejor de nosotros apartir de entonces. No sabría ponerme en su papel pero me parecieron las personas más valientes del universo. Añadiendo también a mi tío David que especialmente esta entrada se la quiero dedicar a él, junto a todo mi cariño y amor.
Quizá no pueda acordarme de todos los nombres pero si de sus caras pero sobretodo de sus sonrisas. Había dos bellas personas con síndrome de Down: Juana y Martín que a todos nos causaron cierta atracción y cariño. Nos encantaron.
Diego, Pedro, Miguel, Pablo, Ani, Sole... No podría identificar qué clase de deficiencia tendrían sólo sé, que al final de la tarde la única deficiente que había en la alcazaba era yo o así me sentía.
A todos les encantaba Camela. No me podía creer que ser tan payasa me hiciese pasármelo tan sumamente bien con ellos, nunca pensé que aprenderme las canciones de Camela por tontería me fuese a servir para algo tan bonito. No sabía que me fuese a servir para nada.
Fue mágico. No puedo describir todo lo que sentí al reírme a carcajadas con ellos, a que me llenasen la cara de besos al despedirse, a sus "eres la niña más bonita y buena que he conocido nunca", "Seremos amigos ¿verdad?".
Y pensar que verlos tan mayores, adultos y nosotros no superamos los 17... Nos echó para atrás.
Fue especial. Único. Genial.

Y quiero agradecerles a ellos, a mi grupo Al-Basharnal que lo han vivido conmigo, a David y a cada persona que esto le ha podido causar aunque sea una pequeña sonrisa que haya gente tan viva, alegre, cariñosa y especial. Pero sobretodo, que yo pueda conocerlos.



Nami!

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