domingo, 1 de enero de 2012

Feliz 2012 a todos.

Soy feliz. Empiezo el año con una felicidad incondicional que me caracteriza, con alegría por estar donde estoy con quienes estoy y con la vida que llevo.
Con ganas de dejarme la mandíbula de sonreír este año, de partirme el pecho a carcajadas, de soñar, de crear, de sentir, de actuar... Voy a hacer lo que me proponga y no soy mujer que se conforma con poco.
Este, como el año pasado, va a ser un año memorable en el que, como el anterior, cuando llegue el uno de enero de 2013 voy a sentirme igual, incluso mejor, al comentar que pocas son las cosas que recuerdo malas de este año, y, las que recuerdo, no son más que una pequeña neblina que va aclarando según va pasando el tiempo, esos recuerdos ya no son nítidos y la alegría aplastante del resto de recuerdos hace que cada vez lo sean menos.
Voy a vivir inténsamente cada segundo de este año, del resto de los años. Ese es mi propósito para el 2012, con todo lo que ello implica. Para conseguirlo, necesito fuerza y ganas, por el momento creo que eso abunda y mis puntos de apoyo están bien seleccionados y asegurados, dando la posibilidad y la seguridad de que este año habrá nuevos.
Quiero que el mundo sepa leer a través de estas lineas, que no se deje aplastar por la tristeza o desesperación, que juntos, el resto de la vida puede ser inolvidable, inmejorable. Que la felicidad reside en las cosas más pequeñas, en las incomparables. En nosotros mismos, sólo hay que saber sacarla.



Nami!

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